La vida con AIH
Los pacientes con hepatitis autoinmune (AIH) generalmente viven una vida larga. Con tratamiento, la mayoría de los pacientes no necesitan trasplantes de hígado y tienen esperanzas de vida normales.
Esperanza de vida.
Los pacientes siendo tratados para la AIH tienen buenos resultados a largo plazo, y en su mayoría nunca necesitarán un trasplante de hígado. En un grupo diverso de pacientes (incluyendo pacientes de edad avanzada), el 91% de ellos siguen con vida 10 años más tarde, y un 70% de ellos llevan más de 20 años sin trasplante de hígado.
Historias de pacientes.
Conozca la historia de otros pacientes y cómo los miembros de la AIHA sobrellevan esta rara enfermedad.
Síntomas de un brote.
Algunos pacientes pueden experimentar un aumento en las pruebas de hígado mientras toman inmunosupresores. Los pacientes a menudo llaman a estos episodios “brotes”. No hay un entendimiento muy claro de por qué ocurren estos brotes, pero algunos médicos piensan que los medicamentos inmunosupresores tal vez no ofrezcan excelente control de la inflamación hepática o que se deba a una condición aparte que ha causado el aumento, tal como una enfermedad viral, estrés u otra condición como la esteatosis hepática. Los pacientes que no toman su medicina constantemente también podrían aumentar su riesgo de tener un brote.
Al experimentar un brote, algunos pacientes pueden notar una aparición de síntomas asociados con la AIH, tal como una fatiga intensificante, picazón, dolor de las coyunturas y quejas gastrointestinales, entre otros. Asegúrese de reportar a su médico cualquier cambio significativo en sus síntomas. Después de un brote, puede que su médico le recete esteroides nuevamente o ajuste su dosis o frecuencia de inmunosupresores de largo plazo.
Cómo revertir la fibrosis.
En algunos pacientes con AIH cuya inflamación del hígado está bajo control, la cicatrización hepática (fibrosis) puede ser revertida. En pequeños estudios históricos de pacientes con AIH con biopsias hepáticas de seguimiento, más del 50% de los pacientes tratados pueden ver una mejora (reducción) en la fibrosis hepática.
Una mejora en la fibrosis del hígado también puede ser posible para las personas con cirrosis al momento del diagnóstico. En un estudio a principios de la década de 1990, más de la mitad de los pacientes cirróticos con AIH mostraron mejoría de su fibrosis hepática con tratamiento. Interpretamos cautelosamente los resultados de estos estudios, ya que estudios extensos y cuidadosamente realizados examinando esta pregunta siguen siendo incompletos. No hay buenos pronosticadores para los pacientes quizás experimenten una mejoría en su grado de fibrosis con tratamiento y el tiempo necesario para lograrlo. No obstante, sabemos que un excelente control de la inflamación del hígado es importante (análisis hepáticos normales o debajo de lo normal: AST y ALT, así como también IgG).
A menudo los médicos monitorean los niveles de fibrosis con el uso de pruebas no invasivas como los FibroScans. Puede que algunos médicos ordenen biopsias hepáticas repetidas para monitorear el nivel de la fibrosis y la inflamación del hígado. No es común que los médicos ordenen múltiples biopsias hepáticas en plazos de menos de dos años.
Trasplantes de hígado.
Son pocos los estudios que muestran el número de pacientes que necesitan trasplantes de hígado. Después de 10 años de ser diagnosticado y tratado para la AIH, entre 9 y 10% de los pacientes necesitaron un trasplante de hígado o fallecieron a causa de una enfermedad hepática, según un pequeño estudio. Después de 20 años, un 30% de ellos necesitó un trasplante de hígado o fallecieron a causa de una enfermedad hepática.
Los pacientes con un grado temprano de fibrosis cuyas enzimas hepáticas regresan a un nivel normal con tratamiento tienen la probabilidad de vivir largas vidas sin necesitar un trasplante de hígado o sufrir un fallo del hígado.