Muchos pacientes pueden parar en su totalidad el uso de esteroides; sin embargo, para algunos puede que necesiten usar a largo plazo bajas dosis de inmunosupresores. Muchos pacientes deben usar medicamentos por el resto de sus vidas, pero hasta la mitad de ellos pueden dejar de usar inmunosupresores después de varios años de tratamientos.

Los estudios más recientes indican que la medicina inmunosupresora debería usarse ininterrumpidamente durante los primeros tres años de tratamiento, y los dos años más recientes deberían mostrar excelente control inflamatorio. Biopsias hepáticas repetidas no siempre son mandatorias, pero han sido recomendadas para antes de la abstinencia del tratamiento en las más recientes pautas de gestión y diagnóstico de la AIH publicado por la American Association for the Study of Liver Diseases.

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Después de dejar de usar un medicamento, pruebas anormales hepáticas pueden volver a ocurrir sin síntomas. El reiniciar la terapia mejorará la condición del hígado en la mayoría de los pacientes. El primer año es el más importante en cuanto a recaídas porque el 50% de ellas acontecen en los primeros tres meses después de detener la terapia. Al final del primer año de haber detenido la terapia, el riesgo de recaída es de un 3% al año durante los próximos tres años.

No hay buenos datos que sugieran que se vuelve más difícil adquirir mayor control inflamatorio en el hígado al momento de retirar un paciente después de una reaparición. Los pacientes casi siempre responden al tratamiento con inmunosupresión.